Por Reinaldo Quijada
Los únicos ausentes fueron los representantes de Estados Unidos… En el aeropuerto de Tegucigalpa. Toda América Latina presente. Un solo ausente. En las semanas previas, es de suponer que nadie atendió las llamadas que se hicieran desde Washington. Ni en Honduras, ni en Colombia. Los teléfonos han debido repicar insistentemente. Las gestiones del Departamento de Estado no surtieron efectos.
El regreso de Zelaya es de una extraordinaria trascendencia para América Latina. ¡Un inmenso triunfo de Chávez y del ALBA! El “volvió, volvió, volvió…” del 13 de abril de 2002, del pueblo venezolano, trascendió nuestras fronteras y se transformó en un monumental “volvió” de los pueblos unidos de toda AL. La mejor medida de este triunfo la vemos en la participación directa, de los gobiernos de derecha, de Lobo y Santos, en el llamado “Acuerdo de Reconciliación Democrática”. Eufemismo que se le permite a la diplomacia, de lo que fue un Acuerdo de Capitulación y Derrota para Estados Unidos. Nadie faltó a la cita de Tegucigalpa. Sólo Estados Unidos. No tenían cabida. Ni siquiera Lobo y Santos atendieron sus llamadas. Derrotados también Micheletti y Uribe. Insulza y Oscar Arias. Al igual que el servilismo cipayo de la derecha venezolana.
No sólo se logró el regreso de Zelaya y sus partidarios, con la garantía de todos sus derechos políticos, sino se acuerda reconocimiento al Frente de Resistencia para su participación electoral y se abre la posibilidad de un plebiscito para la convocatoria a una Asamblea Constituyente… Ante la magnitud de este triunfo, las sanciones impuestas por el Gobierno de Estados Unidos a PDVSA quedan como un episodio bufo. El tsunami de los pueblos de América Latina le pasó por encima a la decisión irrelevante imperial.
Este hecho inédito en la historia política de AL, de los últimos dos siglos, nos da una idea de la dirección a seguir: siempre al lado del pueblo. Yendo a “hacer política” en lo local. Asumiendo como principio supremo de la política, al “Poder Obedencial”, no para mandar, sino para obedecer al pueblo... No pudieron con Chávez, ni con Evo, ni con Correa. Y, ahora, con Zelaya. Es decir, no pudieron con la unidad de los pueblos. Ojala alguna parte de nuestra clase media de oposición pueda entender este mensaje.
clasemediarevolucionaria@gmail.com
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