Por: Gil Ricardo Salamé Ruiz.
Al cumplirse hoy 190 años de la batalla de Carabobo es importante destacar que Sucre fue uno de los grandes libertadores de regiones y países de Sur América, comenzando por su propia patria Venezuela. Ustedes dirán ¿cómo? si él no estuvo en la batalla de Carabobo el 24 de junio de 1821. He aquí como lo hizo, en 1820 Sucre era el Jefe del Estado Mayor General y el Libertador le ordenó a los generales de ese Estado Mayor General hacer el Plan de la Campaña de Carabobo. El general Antonio José de Sucre y Alcalá hizo tan buen plan que fue el que Simón Bolívar escogió. La táctica de Sucre fue apartar de la batalla de Carabobo al mejor General español José Pereira. Encargando al general José Francisco Bermúdez de hacer una campaña de distracción contra el general español José Pereira, de la manera siguiente, Bolívar de acuerdo al plan de Sucre ordenó a Bermúdez avanzar desde la costa de Barcelona hacía la capital la que atrajo al general Pereira por los valles de Aragua de batalla en batalla hasta que definitivamente derrotó en el Calvario de Caracas a Bermúdez, pero esa persecución del general Bermúdez evitó un enfrentamiento contra las tropas del Libertador. El general José Pereira era considerado el mejor estratega del ejército realista.
Por otro lado, el plan de batalla de Sucre comprendió reducir a la impotencia a las últimas fuerzas expedicionarias del monarca español. Las maniobras, esencialmente comprendían en un ataque combinado y simultáneo contra las tropas españolas localizadas en Caracas, en las regiones valencianas y en los Llanos Altos, para dar el golpe definitivo al enemigo, cuando las operaciones hubieran impuesto el fraccionamiento de las tropas realistas. Tal cosa ocurrió el 24 de junio de 1824, cuando Bolívar derrotó, ese día en Carabobo, al ejército español mandado por el General La Torre.
De esta epopeya dice el historiador Linos Duarte Level en su libro Historia Patria, lo siguiente:
“El éxito de la campaña de de 1821 no fue el producto de la fortuna o de la buena suerte, ni de la audacia como en 1819. Ella se estudió con frialdad, se meditó con todo sus detalles, se ejecutó con plan fijo, con término y objetivos indicados de antemano, con movimiento combinados científicamente y hasta se indicó el lugar donde se daría la batalla final. Bolívar transformó su gloria de caudillo por la de guerrero. Vio el plan de campaña trazado por Sucre lo comparó con el que presentó Briceño Méndez; su inteligencia lo hizo adivinar el genio de Sucre.
“Sucre trazó magistralmente la campaña de 1821. Bolívar la ejecutó con precisión militar. Para aquel la gloria de la concepción y del genio, para éste los honores del triunfo; para Páez los laureles de la victoria; para Cedeño y Plaza las palmas del martirio”. (Ambos murieron en la Batalla de Carabobo junto a Negro Primero).
Bolívar nombró al general Sucre Jefe del Ejército del Sur de Colombia, y su primer contacto con las tropas colombianas fue en Popayán donde le tocó suplir al general republicano Valdés.
Posterior a la victoria de Carabobo a Sucre le tocó liberar al Ecuador, pero veamos ahora su primer contacto con el Ejército del Sur de Colombia.
Bolívar y Sucre emprenden su viaje a Bogotá desde San Antonio del Táchira después del 23 de enero de 1821, y se van vía Cúcuta, Pamplona, Soatá, Sátiva y Tunja. Llegan a Bogotá en vísperas de Reyes. Allí el Libertador confiere a Sucre el mando del ejército del Sur, el 11 de enero del citado año. Sucre se va a buscar al ejército colombiano que se le había encomendado mandar. Desde Neiva, el 17 de enero de 1821 le escribe a Santander:
“En todo mi viaje hasta aquí no he encontrado una sola persona que me dé noticia buena del ejército del Sur. Todos me hablan de desmoralización, descontento, falta de dinero y de socorros; por consiguiente, de hambre, de desnudez y de todos los materiales que reducen un ejército a su disolución completa; todos me pintan aquellas tropas, restos de ejércitos, en una anarquía si tal se puede llamarse la deserción de compañía con oficiales y aun sus capitanes, y todos me aseguran como evidente el mal resultado de la empresa última con cuerpo inerme que cada día disminuye acosado por todas las privaciones de la vida y por una situación más fatal que la que nuestros soldados en los años 17 y 18”.
Se encarga de la campaña de Pastos y Popayán, en esta última ocurre el siguiente episodio que es narrado por Richard Vowell, oficial inglés de la Legión Británica, en su libro “Campañas y Cruceros”
“A la mañana siguiente pensamos que los españoles no defenderían seriamente la ciudad de Pastos, como lo habían hecho en Popayán.
En las escaramuzas que entablaron con nuestra vanguardia hasta medio día, dieron pruebas de una resistencia y una resolución poco comunes. Sin embargo, rechazamos a sus tropas ligeras y poco después vimos a lo lejos la ciudad de Pastos, y más cerca de todo el ejército de Calzada formado en batalla en un llanura llamada por los indios Guachibamba o llanura de sangre.
El enemigo ocupaba un campo de maíz, al que se llegaba por un estrecho desfiladero, apenas podíamos avanzar por él de dos en dos, sufriendo todo el fuego enemigo, formado por en medio de círculos y amparados por trincheras.
Sus flancos se apoyaban en una marisma y un bosque impenetrable. Al ponerse en movimiento nuestras infanterías para atacar., Valdés, por un motivo inexplicable. Ordenó avanzar a la caballería.
Bloqueado el desfiladero, los lanceros estaban expuestos a un fuego al que no podían contestar, y, al mismo tiempo, no podían salvar las trincheras.
Después de haber perdido gran número de valientes, entre los que figuraba el coronel venezolano Juan Carvajal fiel amigo de los ingleses y comandante de los Guías, se replegaron sobre la infantería que se desordenó a su vez. Valdés que fue uno de los primeros en abandonar el campo de batalla, hizo una retirada tan torpe, que perdió todo los bagajes y municiones.
Al día siguiente, aunque no lo perseguían más que unos reducidos destacamentos de pastusos, volvió pasar el Juanambú y, no paró hasta llegar a orillas del Mayo.
Allí se nos reunió el general Antonio José de Sucre, que acababa de ser promovido por Bolívar al grado de brigadier general y enviado para relevar a Valdés en el mando del ejército. Traía también despachos en los que se notificaba que había pactado un armisticio con Morillo.
Hubiese llegado el general Sucre a tiempo de haber evitado la batalla que acabáramos de sostener si no lo hubiesen engañado los baquianos de Paita respecto al camino tomado por Valdés”.
Al propósito de lo dicho por Richard Vowell veamos lo que Sucre le había escrito desde Tocaima a Santander, el 10 de enero de 1821:
“Sí Valdés ha seguido sus marchas sin males, puede estar muy cerca de o en Juanambú, según informes que me han dado. ¡Dios quiera darle el triunfo, y que yo siquiera lo alcance en Pasto! Las ventajas o desventajas que este tenga harán andar de prisa o despacio a los comisionados”.
Razón tenía de pensar así, Valdés fue un mal comandante. Pero continuemos con la reseña de Vowell.
Había enviado una copia auténtica del armisticio a Pastos, pero como después supimos el general español estaba tan satisfecho de su posición, que simuló creer que nosotros habíamos roto la tregua a sabiendas.
.... ; pero en los primeros años no se observaba en su aspecto nada que relevase al futuro vencedor de Ayacucho.
Sin embargo, en esta retirada fue su ensayo, maniobró con una habilidad extraordinaria y nos condujo sin accidentes a Popayán a través de un país donde las posiciones eran raras y que estaba ocupado por innumerables guerrillas mandadas por el Caudillo godo, que para nada tenía en cuenta el armisticio.”
Al General Sucre le tocará la difícil tarea de liberar de los españoles a Sur América. En tres batallas logró liberar las provincias que hoy conforman la hermana República del Ecuador. La primera batalla fue la de Yaguachi, el 19 de agosto de 1821, allí venció al coronel Francisco González. Dicha batalla ocurrió cerca en la zona de Yaguachi actual provincia de Guayas en Ecuador, y con su victoria aseguró la independencia definitiva de la provincia de Guayaquil, la segunda batalla tomó lugar en Guachi el 12 de septiembre de 1821. El general Melchor Aymerich derrotó a las tropas patriotas en una batalla sangrienta, en la cual fueron muertos 500 soldados. Dicha batalla la perdieron los independentistas por una razón muy importante, el general José Mires, quien había sido profesor de Antonio José de Sucre en la Escuela Militar de Venezuela desobedeció sus órdenes y atacó antes que se lo ordenase. Mires fue hecho prisionero pero más tarde el cumanés negociaría con los españoles su liberación.
Esta derrota, que le causó mucho pesar al general Sucre, fue aprovechada por él para reorganizar su ejército. El coronel Tolra a quien Melchor Aymerich le había concedido el mando del ejército realista, persiguió a las tropas independentistas pero en lugar de atacarlas les ofreció un armisticio, cosa que Sucre aceptó y le dio tiempo para recuperar a sus tropas para la batalla final en Pichincha en la cual derrotó el 24 de mayo de 1824 al ejército español al mando de Melchor Aymerich. Sucre contó en esta batalla con el general Córdoba neogranadino quien persiguió a los españoles hasta su último refugio en el Panecillo. Cuentan los historiadores, de esa época, que después de la derrota de los españoles el general Córdova entró a Quito galopando en su caballo cargando en una mano la bandera tricolor de Colombia.
Otro de los héroes de esa histórica batalla fue el cuencano Abdón Calderón quien luchó arduamente casi hasta el final de su vida, moriría cinco días después a causa de las terribles heridas que sufrió en batalla.
La batalla de Pichincha le dio la independencia a las provincias de la Real Audiencia de Quito que conjuntamente con las provincia de Guayaquil forman hoy en día la República de Ecuador. Pero la libertad de la América del Sur no se aseguraría hasta la victoria del Ejército Unido de Colombia y Perú el 9 de diciembre de 1824 en Ayacucho, Perú, donde el General en Jefe Antonio José de Sucre con una tropa de 5.780 valientes soldados derrotaron a 9.310 hombres del ejército realista. Cayeron prisioneros de guerra los Generales Laserna, Canterac, Valdez. Carratalá, Monet, Villalobos, Ferraz, Bedoya. Somocurcio, Atero, Cacho, Landaruzi, Garacía – Comba, Pardo, Vigil, y Tur, 16 coroneles, 68 tenientes coroneles, 484 oficiales y toda la tropa.
Por otro lado, el plan de batalla de Sucre comprendió reducir a la impotencia a las últimas fuerzas expedicionarias del monarca español. Las maniobras, esencialmente comprendían en un ataque combinado y simultáneo contra las tropas españolas localizadas en Caracas, en las regiones valencianas y en los Llanos Altos, para dar el golpe definitivo al enemigo, cuando las operaciones hubieran impuesto el fraccionamiento de las tropas realistas. Tal cosa ocurrió el 24 de junio de 1824, cuando Bolívar derrotó, ese día en Carabobo, al ejército español mandado por el General La Torre.
De esta epopeya dice el historiador Linos Duarte Level en su libro Historia Patria, lo siguiente:
“El éxito de la campaña de de 1821 no fue el producto de la fortuna o de la buena suerte, ni de la audacia como en 1819. Ella se estudió con frialdad, se meditó con todo sus detalles, se ejecutó con plan fijo, con término y objetivos indicados de antemano, con movimiento combinados científicamente y hasta se indicó el lugar donde se daría la batalla final. Bolívar transformó su gloria de caudillo por la de guerrero. Vio el plan de campaña trazado por Sucre lo comparó con el que presentó Briceño Méndez; su inteligencia lo hizo adivinar el genio de Sucre.
“Sucre trazó magistralmente la campaña de 1821. Bolívar la ejecutó con precisión militar. Para aquel la gloria de la concepción y del genio, para éste los honores del triunfo; para Páez los laureles de la victoria; para Cedeño y Plaza las palmas del martirio”. (Ambos murieron en la Batalla de Carabobo junto a Negro Primero).
Bolívar nombró al general Sucre Jefe del Ejército del Sur de Colombia, y su primer contacto con las tropas colombianas fue en Popayán donde le tocó suplir al general republicano Valdés.
Posterior a la victoria de Carabobo a Sucre le tocó liberar al Ecuador, pero veamos ahora su primer contacto con el Ejército del Sur de Colombia.
Bolívar y Sucre emprenden su viaje a Bogotá desde San Antonio del Táchira después del 23 de enero de 1821, y se van vía Cúcuta, Pamplona, Soatá, Sátiva y Tunja. Llegan a Bogotá en vísperas de Reyes. Allí el Libertador confiere a Sucre el mando del ejército del Sur, el 11 de enero del citado año. Sucre se va a buscar al ejército colombiano que se le había encomendado mandar. Desde Neiva, el 17 de enero de 1821 le escribe a Santander:
“En todo mi viaje hasta aquí no he encontrado una sola persona que me dé noticia buena del ejército del Sur. Todos me hablan de desmoralización, descontento, falta de dinero y de socorros; por consiguiente, de hambre, de desnudez y de todos los materiales que reducen un ejército a su disolución completa; todos me pintan aquellas tropas, restos de ejércitos, en una anarquía si tal se puede llamarse la deserción de compañía con oficiales y aun sus capitanes, y todos me aseguran como evidente el mal resultado de la empresa última con cuerpo inerme que cada día disminuye acosado por todas las privaciones de la vida y por una situación más fatal que la que nuestros soldados en los años 17 y 18”.
Se encarga de la campaña de Pastos y Popayán, en esta última ocurre el siguiente episodio que es narrado por Richard Vowell, oficial inglés de la Legión Británica, en su libro “Campañas y Cruceros”
“A la mañana siguiente pensamos que los españoles no defenderían seriamente la ciudad de Pastos, como lo habían hecho en Popayán.
En las escaramuzas que entablaron con nuestra vanguardia hasta medio día, dieron pruebas de una resistencia y una resolución poco comunes. Sin embargo, rechazamos a sus tropas ligeras y poco después vimos a lo lejos la ciudad de Pastos, y más cerca de todo el ejército de Calzada formado en batalla en un llanura llamada por los indios Guachibamba o llanura de sangre.
El enemigo ocupaba un campo de maíz, al que se llegaba por un estrecho desfiladero, apenas podíamos avanzar por él de dos en dos, sufriendo todo el fuego enemigo, formado por en medio de círculos y amparados por trincheras.
Sus flancos se apoyaban en una marisma y un bosque impenetrable. Al ponerse en movimiento nuestras infanterías para atacar., Valdés, por un motivo inexplicable. Ordenó avanzar a la caballería.
Bloqueado el desfiladero, los lanceros estaban expuestos a un fuego al que no podían contestar, y, al mismo tiempo, no podían salvar las trincheras.
Después de haber perdido gran número de valientes, entre los que figuraba el coronel venezolano Juan Carvajal fiel amigo de los ingleses y comandante de los Guías, se replegaron sobre la infantería que se desordenó a su vez. Valdés que fue uno de los primeros en abandonar el campo de batalla, hizo una retirada tan torpe, que perdió todo los bagajes y municiones.
Al día siguiente, aunque no lo perseguían más que unos reducidos destacamentos de pastusos, volvió pasar el Juanambú y, no paró hasta llegar a orillas del Mayo.
Allí se nos reunió el general Antonio José de Sucre, que acababa de ser promovido por Bolívar al grado de brigadier general y enviado para relevar a Valdés en el mando del ejército. Traía también despachos en los que se notificaba que había pactado un armisticio con Morillo.
Hubiese llegado el general Sucre a tiempo de haber evitado la batalla que acabáramos de sostener si no lo hubiesen engañado los baquianos de Paita respecto al camino tomado por Valdés”.
Al propósito de lo dicho por Richard Vowell veamos lo que Sucre le había escrito desde Tocaima a Santander, el 10 de enero de 1821:
“Sí Valdés ha seguido sus marchas sin males, puede estar muy cerca de o en Juanambú, según informes que me han dado. ¡Dios quiera darle el triunfo, y que yo siquiera lo alcance en Pasto! Las ventajas o desventajas que este tenga harán andar de prisa o despacio a los comisionados”.
Razón tenía de pensar así, Valdés fue un mal comandante. Pero continuemos con la reseña de Vowell.
Había enviado una copia auténtica del armisticio a Pastos, pero como después supimos el general español estaba tan satisfecho de su posición, que simuló creer que nosotros habíamos roto la tregua a sabiendas.
.... ; pero en los primeros años no se observaba en su aspecto nada que relevase al futuro vencedor de Ayacucho.
Sin embargo, en esta retirada fue su ensayo, maniobró con una habilidad extraordinaria y nos condujo sin accidentes a Popayán a través de un país donde las posiciones eran raras y que estaba ocupado por innumerables guerrillas mandadas por el Caudillo godo, que para nada tenía en cuenta el armisticio.”
Al General Sucre le tocará la difícil tarea de liberar de los españoles a Sur América. En tres batallas logró liberar las provincias que hoy conforman la hermana República del Ecuador. La primera batalla fue la de Yaguachi, el 19 de agosto de 1821, allí venció al coronel Francisco González. Dicha batalla ocurrió cerca en la zona de Yaguachi actual provincia de Guayas en Ecuador, y con su victoria aseguró la independencia definitiva de la provincia de Guayaquil, la segunda batalla tomó lugar en Guachi el 12 de septiembre de 1821. El general Melchor Aymerich derrotó a las tropas patriotas en una batalla sangrienta, en la cual fueron muertos 500 soldados. Dicha batalla la perdieron los independentistas por una razón muy importante, el general José Mires, quien había sido profesor de Antonio José de Sucre en la Escuela Militar de Venezuela desobedeció sus órdenes y atacó antes que se lo ordenase. Mires fue hecho prisionero pero más tarde el cumanés negociaría con los españoles su liberación.
Esta derrota, que le causó mucho pesar al general Sucre, fue aprovechada por él para reorganizar su ejército. El coronel Tolra a quien Melchor Aymerich le había concedido el mando del ejército realista, persiguió a las tropas independentistas pero en lugar de atacarlas les ofreció un armisticio, cosa que Sucre aceptó y le dio tiempo para recuperar a sus tropas para la batalla final en Pichincha en la cual derrotó el 24 de mayo de 1824 al ejército español al mando de Melchor Aymerich. Sucre contó en esta batalla con el general Córdoba neogranadino quien persiguió a los españoles hasta su último refugio en el Panecillo. Cuentan los historiadores, de esa época, que después de la derrota de los españoles el general Córdova entró a Quito galopando en su caballo cargando en una mano la bandera tricolor de Colombia.
Otro de los héroes de esa histórica batalla fue el cuencano Abdón Calderón quien luchó arduamente casi hasta el final de su vida, moriría cinco días después a causa de las terribles heridas que sufrió en batalla.
La batalla de Pichincha le dio la independencia a las provincias de la Real Audiencia de Quito que conjuntamente con las provincia de Guayaquil forman hoy en día la República de Ecuador. Pero la libertad de la América del Sur no se aseguraría hasta la victoria del Ejército Unido de Colombia y Perú el 9 de diciembre de 1824 en Ayacucho, Perú, donde el General en Jefe Antonio José de Sucre con una tropa de 5.780 valientes soldados derrotaron a 9.310 hombres del ejército realista. Cayeron prisioneros de guerra los Generales Laserna, Canterac, Valdez. Carratalá, Monet, Villalobos, Ferraz, Bedoya. Somocurcio, Atero, Cacho, Landaruzi, Garacía – Comba, Pardo, Vigil, y Tur, 16 coroneles, 68 tenientes coroneles, 484 oficiales y toda la tropa.
BATALLA DE TARQUI, ULTIMO LAUREL DE SUCRE
Capitulo aparte merece la estrategia del Gran Mariscal Sucre en la batalla de Tarqui, 27 de febrero de 1829. Aquí el Gran Mariscal no lucha por independizar un país o territorio de los españoles, defiende el Departamento de Guayaquil de la invasión que hacen los peruanos para anexar este territorio al Perú. Veamos la estrategia de Sucre:
La batalla de Tarqui, como sabemos, fue la última del Gran Mariscal de Ayacucho y una vez más su experiencia como guerrero le brindará grandes frutos. Sucre de acuerdo a sus conocimientos. Planificaba muy bien el lugar donde él iba a dar sus batallas. He aquí dos párrafos de la carta que le escribió al Libertador desde Quito el 18 de diciembre de 1828:
“No pienso que es bueno abandonar a Cuenca, creo que el enemigo debe esperarse a las puertas de esa ciudad hasta donde hay distancia suficiente para que ningún derrotado repase el Macará- La llanura de Tarqui es un buen campo de batalla, a la parte de allá hay un fuerte posición que yo ocupé cuando venía a la batalla de Pichincha; pero no pude conservarse mucho por falta de agua. El abandono de Cuenca facilitaría al enemigo reponer sus caballos, descansar sus tropas, reunir sus hospitales, y en fin reparar sus pérdidas como yo lo hice el año 22. A lo más creo que si no hay tiempo, deberíamos perder hasta el Cañar, pero nunca venir a este lado de páramo del Azuay.
“La pérdida de Cuenca traería consigo la pérdida de Guayaquil y en este caso los enemigos, recibirían auxilio por Naranjal, y las fuerzas desembarcadas en aquel Departamento se unirían fácilmente con las de Cuenca, porque aunque los peruanos intentaran reforzar sus tropas por Machala a salir a Saraguro, ese es un camino difícil en tiempo de aguas, pues yo lo hice con mil hombres, y es que a pesar de la ayuda de los pueblos habría sido suficiente con una compañía de cazadores enemigos para derrotarme. Deduzco por consecuencia, que la conservación es mucho más importante que la conservación del Departamento de Guayaquil. Este nada produce estando bloqueado y mucho menos en el invierno. Por supuesto que hablo todo en sentido militar.” .
Y el Libertador le dice, el 8 de marzo de 1829, cuando ya la batalla se había dado con todo éxito para las tropas colombianas al mando de Sucre:
“Aquí he recibido que por fin Vd. se resolvió encargarse del mando del ejército del Sur. Lo he celebrado infinito se asegura también que Vd. se disponía a dar una batalla decisiva el 5 de este. Sea enhorabuena. Ardo por saber del éxito que espero que la estrella que guía a Vd. en los combates y del ángel tutor de Colombia haya sido próspero”.
La batalla de Ayacucho y sus consecuencias
Con ella se consumó la independencia de América y creó un territorio independiente más poderoso que los EE.UU. (Los EE.UU no poseían los estados de Texas, Nuevo México, Arizona, California , Colorado, Nevada y Utah ) que poco a poco fue perdiendo esa independencia, primero a mano de los ingleses que se apoderaron de todos los servicios públicos de las naciones recién liberadas y posteriormente cayeron en manos del imperio norteamericano que desplazó con sus empresas a todas las ramas industriales, agrícolas y mineras de las naciones del continente sur americano. Pero gracias a la llegada de Hugo Rafael Chávez Frías en Venezuela, Luiz Inácio Lula da Silva y ahora Dilma Rousseff en Brasil, Rafal Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia, Cristina Fernández de Kirchner y Fernando Lugo en Paraguay como presidentes de estas naciones que conforman un duro bloque en contra del imperialismo estas naciones se mantienen libres. El gobierno de los Estados Unidos de Norte América trata en vano de fraccionar este bloque de naciones socialistas y para ello utiliza todo su poder mediático, chantajes, sobornos, amenazas y financiamientos de partidos políticos e instituciones de la oposición para derrocar a estos presidentes socialistas, especialmente a Evo Morales, Hugo Rafael Chávez Frías y Rafael Correa quienes al parecer son los que más les estorban sus planes.
gilrsalame@yahoo.com
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