El gobierno cubano ha intensificado en los últimos años la lucha contra la corrupción y no paran de destaparse casos, incluso los que salpican a las altas esferas.
Hace meses la prensa destapó la construcción de 300 viviendas con railes y traviesas robadas en 25 km de vías férreas. Pero el gobierno aprieta las tuercas y se acaban de conocer la sentencia contra el mayor número de funcionarios implicados en casos de corrupción; 15 directivos y ejecutivos de la estatal Cubana de Aviación y de la empresa mixta de viajes y turismo Sol y Son.
El camarada Raúl Castro, Presidente del Consejo de Estado de Cuba, Presidente de Cuba y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), está empeñado en una ofensiva frontal contra la corrupción. Periódicamente un batallón de auditores investiga el corazón de las empresas cubanas.
Los funcionarios de Cubana de Aviación y de Sol y Son, fueron condenados a penas de hasta 20 años de cárcel por aceptar sobornos y prebendas de lucro personal en perjuicio del Estado.
Al inicio de las investigaciones el general de división Rogelio Acevedo, un histórico de la Revolución, fue destituido como presidente del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba (IACC)…
Entre los condenados hay un empresario chileno acusado de delitos de corrupción, informaron los medios oficiales de la isla. Marcel Marambio Rodríguez, cuyo hermano Joel Max fue sentenciado hace un mes a 20 años de cárcel, fue condenado en ausencia a 15 años de prisión tras ser hallado culpable de los delitos de estafa y cohecho, ambos de carácter continuado, y falsificación de documentos privados, precisa el diario Granma.
Marcel Marambio Rodríguez, de 56 años, se habría aprovechado de su condición de presidente de la empresa mixta Sol y Son Viajes S.A., para defraudar a la parte cubana en beneficio propio, falseando y ocultando deliberadamente información y sobornando a los directivos y funcionarios cubanos implicados para que lo secundaran en sus turbios manejos.
El resto de los condenados deberán cumplir condenas de entre tres y diez años de cárcel, por haber actuado de manera fraudulenta, aceptando sobornos en efectivo y prebendas de lucro personal, incurriendo con diferentes grados de participación en los delitos de cohecho y falsificación de documentos privados.
El pasado 5 de mayo, el mismo tribunal de La Habana condenó en ausencia a Joel Max Marambio Rodríguez, un ex amigo de Fidel Castro, a 20 años de prisión por los delitos de cohecho, estafa y falsificación de documentos bancarios o de comercio.
Joel Max Marambio Rodríguez fue acusado de hechos de corrupción cuando era directivo de la empresa Alimentos Río Zaza, de propiedad mixta con el Estado cubano, la cual facturaba millones de dólares anuales por concepto de producción y venta de comida. Su defensa la asumió un abogado designado de oficio por el tribunal, en correspondencia con lo establecido en la disposición legal vigente. Max Marambio, por su amistad con Fidel, llegó a ser el jefe del la escolta personal del Presidente Salvador Allende o Grupo de Amigos Personales (GAP), como se le conoció.
En torno a ese caso, el Tribunal Provincial Popular de La Habana condenó a Alejandro Francisco Roca Iglesias, ex ministro de la Industria Alimentaria, a 15 años de privación de libertad al declararlo autor de los delitos de Cohecho de carácter continuado y Actos en Perjuicio de la Actividad Económica o de la Contratación.
En esta página alguien escribió hace poco, si mal no recuerdo, acerca de los problemas que los asegurados confrontamos con las aseguradoras, hoy puedo, con toda propiedad, referirme a C.N.A DE SEGUROS LA PREVISORA, empresa en manos del Estado, que de manera deliberada y criminal no paga los siniestros a los asegurados. Empresa que me pagó este año todos los siniestros (menos uno) declarados el año pasado… y eso porque la denuncié en el Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (INDEPABIS).
Me tocó antes batallar contra esa aseguradora cuando cayó en manos del súper choro de Pedro Torres Ciliberto (un afamado boliburgués, que los hay), quien compró la Previsora por 170 millones de dólares ($ 170.000.000,00)… y se la ofreció al Comandante Presidente Chávez, una vez descubierto sus patuques, por un bolívar (Bs. 1,00). Por supuesto que el Comandante Chávez lo mandó a lavarse ese paltó, como era de esperarse.
Pero, la Previsora, ahora está mucho más peor, que en manos de Torres y eso hay que denunciarlo porque están de por medio la Revolución Bolivariana, la salud y la vida misma de los asegurados. No puede ser que una empresa Socialista (?), se convierta en una Socia lista del Estado y de los asegurados que en su mayoría no podemos incurrir en desembolsos necesarios por concepto de gastos médicos de toda índole, ni podemos comprar las medicinas necesarias (insisto) para sobrevivir, porque la Previsora no paga (oportunamente) los reembolsos.
Lo de súper choro no es una aspereza, ni una exageración, no, Torres Ciliberto es un ladrón congénito, lo ladrón lo lleva en su ácido desoxirribonucleico (ADN), porque su papá, el Dr. Pedro Torres, para citar sólo un caso anecdótico y… hasta gracioso, que retrata de cuerpo entero al viejo abogado Pedro Torres, quien ejercía libremente, tenía como principal cliente al poderoso banquero, José Joaquín González Gorrondona, dueño del, también poderoso, Banco Nacional de Descuento (BND). J. J. González Gorrondona, poseía una deuda, respaldada por un giro, nada menos que con Henrique Pérez Dupuy, y encargó al padre del ex boliburgués para que lo salvara del pago del giro… y el Dr. Torres, se comió o mejor; se engulló el giro delante de Pérez Dupuy y pasó a la historia como una de las pocas personas que burló al severo y austero, hasta lo demencial, Henrique Pérez Dupuy.
Cuánto se ganan los corruptos por los intereses que devengan el dinero represado por los pagos de cualquier clase, llámese reembolsos por siniestros, pagos de nómina, contratos, retenciones por concepto de impuesto, de cajas de ahorro, del seguro social, prestaciones sociales y un largo etcétera, como tan orondo escribe y habla el diputado William Ojeda. William, etcétera conserva su naturaleza pronominal de origen, y como le ocurre a cualquier pronombre, ni puede llevar artículo (un etcétera), ni adjetivo (un largo etcétera).
¡Patria socialista o muerte! ¡Venceremos!
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