Por Reinaldo Quijada
¿Quiénes son estas 5 personas? ¿Cuáles son sus apellidos? Seguramente, son personas que algunos de ustedes, amigos lectores y amigas lectoras, no conocen, al igual que muchos y muchas de Venezuela y del mundo. Obviamente, son latinos o españoles. Sabemos que están presos y, sin lugar a dudas, condenados por unos crímenes extremadamente graves. ¿Por qué estamos seguros de ello? Porque uno de ellos, fue condenado a 2 cadenas perpetuas más 15 años, otro a 1 cadena perpetua más 18 años y un tercero, a 1 cadena perpetua más 10 años. Debido a este solo hecho, cualquier persona muy medianamente inteligente o con un mínimo de sentido común; es decir, una persona con una sola de estas dos cualidades, no es necesario tener las dos, sacaría, inmediatamente, y sin mayores esfuerzos, la misma conclusión nuestra. Es indudable que tienen que ser criminales de la peor calaña y que han cometido actos, de tal magnitud y bajeza, que es preferible callarlos. No son crímenes económicos porque los responsables de la quiebra de bancos, como Lehman Brothers, que crearon una crisis financiera mundial, no están presos o, cuando mucho, pagando leves condenas. Tampoco son crímenes de carácter sexual, violencia de género o abuso hacia niños; normalmente, a estos infractores se les reprimenda apostólicamente y se les pide actos de constricción. ¡Y santo remedio! Indudablemente, se debe tratar de crímenes contra la vida humana. Asesinatos. Seguramente masivos y reiterados. Esto debe ser así porque a un señor, que puso unas bombas en un avión, que causó la muerte de 73 personas, y, además, alardea de ello, anda suelto, aunque acusado de un delito migratorio menor. Mucho más grave. Más grave que la muerte de miles de civiles, porque estos asesinatos suelen clasificarse como “daños colaterales”. Este último término no sabemos bien que significa, pero así se dice. Aún más grave. El holocausto judío, el juicio de Nuremberg contra los criminales nazi. Por allí debe ir la cosa. Asesinatos en serie, con premeditación y alevosía. Esto es lo que no indica el sentido común y el análisis racional. Al igual que la ética y la moral. Y las condenas impuestas. ¿Qué dice la realidad? ¿La justicia? Pongamos en “Google” el nombre de Gerardo Hernández Norbelo y rompamos el muro del silencio…
¿Quiénes son estas 5 personas? ¿Cuáles son sus apellidos? Seguramente, son personas que algunos de ustedes, amigos lectores y amigas lectoras, no conocen, al igual que muchos y muchas de Venezuela y del mundo. Obviamente, son latinos o españoles. Sabemos que están presos y, sin lugar a dudas, condenados por unos crímenes extremadamente graves. ¿Por qué estamos seguros de ello? Porque uno de ellos, fue condenado a 2 cadenas perpetuas más 15 años, otro a 1 cadena perpetua más 18 años y un tercero, a 1 cadena perpetua más 10 años. Debido a este solo hecho, cualquier persona muy medianamente inteligente o con un mínimo de sentido común; es decir, una persona con una sola de estas dos cualidades, no es necesario tener las dos, sacaría, inmediatamente, y sin mayores esfuerzos, la misma conclusión nuestra. Es indudable que tienen que ser criminales de la peor calaña y que han cometido actos, de tal magnitud y bajeza, que es preferible callarlos. No son crímenes económicos porque los responsables de la quiebra de bancos, como Lehman Brothers, que crearon una crisis financiera mundial, no están presos o, cuando mucho, pagando leves condenas. Tampoco son crímenes de carácter sexual, violencia de género o abuso hacia niños; normalmente, a estos infractores se les reprimenda apostólicamente y se les pide actos de constricción. ¡Y santo remedio! Indudablemente, se debe tratar de crímenes contra la vida humana. Asesinatos. Seguramente masivos y reiterados. Esto debe ser así porque a un señor, que puso unas bombas en un avión, que causó la muerte de 73 personas, y, además, alardea de ello, anda suelto, aunque acusado de un delito migratorio menor. Mucho más grave. Más grave que la muerte de miles de civiles, porque estos asesinatos suelen clasificarse como “daños colaterales”. Este último término no sabemos bien que significa, pero así se dice. Aún más grave. El holocausto judío, el juicio de Nuremberg contra los criminales nazi. Por allí debe ir la cosa. Asesinatos en serie, con premeditación y alevosía. Esto es lo que no indica el sentido común y el análisis racional. Al igual que la ética y la moral. Y las condenas impuestas. ¿Qué dice la realidad? ¿La justicia? Pongamos en “Google” el nombre de Gerardo Hernández Norbelo y rompamos el muro del silencio…
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