MANUELITA, LOS PERIODISTAS Y
De eso se trata la historia. Sin embargo, con pena ajena hemos tenido que observar que por el afán de hacer de conductores de programas, locutores, y mantenerse en la pantalla, los periodistas no solo están deformando la ya bien lastimada historia, sino que en lugar de reforzar el mensaje, lo convierten en un monólogo poco creíble, lleno de muletillas, calificaciones e imprecisiones que flaco favor le hacen a quienes luchan por una historia fuerte, y verdadera, base de nuestra cultura y sendero seguro para nuestro futuro.
La ultima ocasión para deformar a nuestra ya maltrecha historia fue el pasado 5 de julio, y el tema de Manuelita Sáenz, pues ocasión propicia fue para reforzar la idea de que esa mujer de origen ecuatoriano, culta y de muy buena posición social para la época, tuvo la valentía de abandonar todo lo que poseía para seguir una causa, la causa libertaria. No un hombre, no un pantalón, no un amor. Eso es lo que nos han vendido durante años, una mujer enamorada que dejó al esposo y se fue por esos caminos del mundo detrás de otro hombre. No. Manuelita se pudo uniforme militar viajó miles de kilómetros ayudando a los guerreros de la época a librar batallas realmente cruentas, en condiciones inimaginables, en estos tiempos donde nadie quiere viajar sino en avión o una Cherokee, con viáticos adelantados y de paso con un B B en las manos desde donde se comunican con todos y con todo menos con lo importante., es muy difícil comprender ese pedazo de historia.
Manuelita Sáenz, no fue la “amante”, o el “amor” de Bolívar, fue su compañera, su camarada de lucha, su confidente en cosas no siempre privadas, amorosas, sensuales o sexuales. No. Llevaba su agenda, sabia de sus actividades diarias, hacia las veces de guardaespaldas, de servicio de inteligencia y contrainteligencia. No en vano los colombianos la degradaron y echaron de esa nación, pues evitó que mataran al Libertador más de una vez.
Manuelita Sáenz era escritora, poetiza, su madre no murió durante su alumbramiento, vivió y fue una de sus primeras luces de justicia, igualdad y paz.
El periodismo en Venezuela tiene mucho que aprender, lo primero deberá evitar ser tan pantallero, menos hablachento y repetidor y más investigador, dedicado a su verdadero oficio, serio y respetuoso por un pueblo que ahora lee, estudia, sabe y critica.
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