EMPRESAS SOCIALISTAS ¿UN ESPEJISMO?
Maria de la Paz Higera
En un país donde se intenta hablar de construir el socialismo y en el que se han destinado ingentes cantidades de dinero para invertir en lo que se han venido a llamar “empresas socialistas” los trabajadores socialistas y la sociedad socialista solamente las ve a lo lejos, cual espejismo en un desierto, puesto que cuando llega hasta ellas, se trata de una empresa capitalista cualquiera, denominada de cualquier manera y con jefes y empresarios que nada tienen que ver con el pueblo, con la comunidad donde fueron instaladas y mucho menos con una producción que sea eficaz y eficiente.
Parece mentira, pero así son los espejismos, producto de la imaginación de un cansado caminante que en el ardor del desierto imagina que ha llegado a un lugar sombreado y con un poco de agua para saciar su sed y reposar el descanso. Espera encontrar un oasis, pero en realidad es solo producto del sol y de la arena que vuela de manera descuidada de un lugar a otro.
Tal cual un espejismo, quienes abrazamos la esperanza de un mundo mejor, que estamos caminando cansados hambrientos y sedientos de cambios y de una nueva vida, encontramos en nuestro andar estos espejismos que se llaman empresas socialistas, pequeñas o grandes empresas de maletín que hicieron creer que impulsarán un proyecto reciben apoyo y capital del estado, se les entrega costosas maquinarias, se apoya con materia prima y… Allí queda, sin producir, sin propiciar el cambio y mucho menos incluyéndose en las comunidades donde fueron ancladas para que sean soporte económico social y político de ellas.
Una muestra de estos espejismos es la empresa “socialista” que se instaló en la localidad de Paracotos, con bombos y platillos y hasta con la presencia del presidente Chávez, durante su inauguración y entrega de equipos por los socios iraníes. Pequiven recibió una empresa inyectadota de plásticos.
Allí quedó la historia, un año o dos, los habitantes de esa localidad vieron como avanzaba el sueño, a lado un INCES crecía al calor de la revolución se dieron cursos y talleres, se instaló maquinaria para carpintería, herrería y una gran cocina donde se impartía cursos de gastronomía, reunía a todos alrededor de una mesa. El camino por el desierto había comenzado.
Dos años más tarde, este proyecto fue quedando abandonado, cambiaron ministros y con ello “los equipos”, como le dicen a hora, se abandonó el Inces, se perdió la cocina. La fabrica inyectadota de plástico pasó a manos privadas, de tal manera que hasta del terreno se quiere hacer dueña. Allí están arrumbadas las piezas de plástico, las máquinas paradas y el personal cobra… pero cobra bajo la figura de “tercerizada” de una empresa que se denomina a sí misma “Promotora de Empresas Socialistas” Ni es una empresa socialista ni promueve nada.
Así se muestran los espejismos, el presidente Chávez y algunos de sus allegados promueven, adelantan, apoyan iniciativas de vanguardia, otros, simplemente las entregan al capitalismo, matan la esperanza y la ilusión de un pueblo, que sigue caminando en un árido desierto divisando los espejismos.
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